martes, 27 de enero de 2009

Desde la biblioteca de la EPSIG


Hoy es mi último día de clase en la EPSIG. Esta mañana he tenido mi última hora de clase, de mi última asignatura, Logística, y acabo de comer por última vez el menú en la “cafeta”, donde Jose, el dueño del negocio, me ha saludado con la misma sonrisa y el mismo volumen de voz desde hace 5 años.

Ahora estoy en la biblioteca, conectada al UniOvi Wi-Fi, y recordando tantas cosas que han pasado en estos últimos 5 años. Y como todo tiene un principio, recuerdo claramente mi primer día en la escuela de ingenieros. Recuerdo mis primeras incursiones en la biblioteca, para hacer el carnet provisional hasta que nos llegase la tarjeta, y cómo no podía ni intuir que ese edificio se convertiría en parte fundamental de mi vida universitaria. Porque no todo son libros y estudiar. Enclave estratégico para trapichear apuntes y chuletas para la HP, encontrarse con los amigos de siempre y aquellos que se han quedado atrás, salir a sentarse a las escaleras, tomar ese delicioso capuchino a la avellana (parece mentira que un autobar pueda hacer el mejor café que he probado!) y echar unas risas mientras se comparten anécdotas, cotilleos y el estrés de los exámenes.

Recuerdo la sensación que tenía en primero, cuando se aproximaban los exámenes y la biblioteca se convertía en un campamento de apuntes. Encontrar un sitio libre muchas veces era misión imposible, así que tenía que recorrerme todos los pasillos, mientras miraba los apuntes que estudiaba la gente e intentaba adivinar qué asignatura sería, de qué carrera. Conforme han pasado los exámenes, los cuatrimestres, los cursos, los años… he seguido recorriendo pasillos buscando mi sitio- Y siento que lo seguiré haciendo aunque haya terminado mi paso por la EPSIG pues, ¿acaso no es la vida una biblioteca muy grande donde no sabes en qué pasillo encontrarás tu libro?

Sin embargo, ahora estoy segura de que he encontrado mi libro en la biblioteca del campus. Conforme avanzaba de curso, cada vez reconocía más asignaturas en los apuntes de la gente que estudiaba en al biblioteca, y menos eran los apuntes que veía y aún no podía descifrar. La semana pasada reviví mi ritual de biblioteca, volví a montar mi petate de carpeta, apuntes, estuche, Pda o iPod o portátil, sentada cerca del radiador y de  la ventana con vistas a la escuela de marina. Miré a mi alrededor y de un vistazo supe reconocer la asignatura que trabajaban los que estaban en mi mismo pasillo. Me levante, dí una vuelta por la biblioteca como si buscase a alguien y no pude encontrar apuntes que no supiesen de que materia trataban. No sólo podía identificar las asignaturas de industriales (en la mayoría  incluso el tema en cuestión!), sino que también podía diferenciar si el alumn@ era de informática o de teleco.

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